El arroz dorado (GR, por sus siglas en inglés) es una variedad modificada genéticamente para aumentar su contenido de beta-caroteno, un precursor de la vitamina A (también conocido como provitamina A). Hay quienes afirman que este arroz puede ayudar a curar la ceguera y otras enfermedades causadas por la falta de vitamina A en el Tercer Mundo. Esta postura defiende que la oposición al GR por parte de ecologistas y activistas anti-OMG ha causado la muerte o ceguera a millones de personas en países en desarrollo.
Sin embargo, los argumentos en defensa del GR se basan en datos incorrectos y carecen de rigor científico.
El GR aún no está listo
Si bien es cierto que ha habido grandes retrasos en el desarrollo del GR desde su “invención” en 2000, estos no han sido causados por los movimientos anti-OMG, sino por problemas básicos en materia de I+D.
Esto se confirma en un comunicado emitido por el Instituto Internacional de Investigaciones sobre el Arroz (IRRI, por sus siglas en inglés), el órgano responsable del proyecto GR. Según el Instituto, el proceso de desarrollo de un nuevo producto dura unos 13 años y el GR “se encuentra todavía en fase de desarrollo y evaluación”. Según las previsiones del IRRI en septiembre de 2013, el GR tardará otros dos años en estar listo.
El GR no es necesario
El GR es una “solución” costosa y no comprobada a un problema frente al cual ya existen soluciones mejores. Pese a haber absorbido millones de dólares en fondos para el desarrollo, todavía no está listo.
Por el contrario, los programas de la Organización Mundial de la Salud para combatir la falta de vitamina A son económicos, ya están disponibles y su eficacia ha sido demostrada. Dichos programas se centran en métodos como enseñar a la población a cultivar verduras de hoja verde en huertos caseros, promover el amamantamiento y proporcionar suplementos y alimentos enriquecidos a quienes los necesitan. La investigación realizada por la organización Navdanya de la Dra. Vandana Shiva en la India indica que las verduras de hoja verde son hasta un 3500% más ricas en beta-carotenos que el GR.
Estos programas solo requieren una modesta dotación económica para ampliar su cobertura. Otra ventaja es que permiten tratar simultáneamente otras carencias nutricionales, puesto que estas no se producen de forma aislada. Por ejemplo, para que el organismo pueda absorber el beta-caroteno, la dieta debe contener suficientes grasas. ¿Suministrarán los defensores del GR suplementos de grasa junto con el arroz a quienes lo necesiten?
Otros problemas del GR son:
1. Falta de información sobre su composición genética. No existen publicaciones en la literatura revisada por pares que describan adecuadamente el GR. Este secretismo inspira desconfianza.
2. Problemas de cultivo. Las primeras variedades de arroz dorado fueron el GR1 y GR2, obtenidas a partir de variedades de arroz japónica porque su cultivo a partir de la variedad índica presentaba serias dificultades. En las zonas a las que se ha destinado en principio la campaña (India, Sri Lanka, Bangladesh, Filipinas) la gran mayoría de la población consume la variedad índica, no japónica. Hasta 2010 no se empezaron a realizar pruebas en una variedad índica, y todos los ensayos actuales parecen limitarse a invernaderos. Todavía no hay datos publicados disponibles sobre la estabilidad, uniformidad, rendimiento o niveles de beta-caroteno, ni de las versiones antiguas de GR ni de las más recientes.
3. Persistencia del beta-caroteno. Se desconoce qué porcentaje de beta-caroteno permanecerá en el GR con el paso del tiempo al almacenarlo en condiciones domésticas normales. En 2001, el envío de GR1 a científicos alemanes llevó al descubrimiento de que el nivel de beta-caroteno estaba por debajo del 1% del nivel esperado. Tras la cocción el nivel disminuyó aún más, en un 50%. Este hallazgo retrasó el proyecto varios años.
4. Biodisponibilidad. Nadie sabe qué grado de “biodisponibilidad” presentará el beta-caroteno del GR. Solo se han publicado dos estudios de alimentación realizados en humanos a este respecto: un controvertido estudio de alimentación infantil publicado en 2012 y un anterior estudio de alimentación con adultos, publicado en 2009 (véase el punto 8). Ninguno de estos dos estudios preliminares proporcionó información sobre la efectividad del GR en condiciones reales. Por ejemplo, las muestras de GR se almacenaron a -80 grados C y -70 grados C respectivamente antes de su uso en los ensayos. Esto permitió retrasar la disminución de los niveles de beta-caroteno. Los estudios no proporcionaron datos acerca de la utilidad del GR en entornos domésticos reales y dietas típicas. Por otra parte, el estudio de alimentación con adultos fue diseñado para maximizar la absorción de beta-caroteno mediante la incorporación de un 10% de mantequilla a la dieta de la prueba, una situación poco realista para la población pobre de Asia.
5. La biofortificación es arriesgada. El GR es un producto “biofortificado”, pero el “refuerzo alimenticio” y la fortificación presentan problemas. Debido a las diferencias entre individuos (jóvenes y ancianos, sanos y enfermos, hombres y mujeres, obesos y desnutridos), para algunas personas la cantidad de nutrientes obtenida es insuficiente, mientras que para otras es excesiva. Las sobredosis de vitamina A se han vinculado a un mayor riesgo de defectos congénitos y, en el caso de los fumadores, a un mayor riesgo de cáncer.
6. No hay pruebas de que el consumo de GR sea seguro. La modificación genética puede generar toxinas o alérgenos nuevos en las plantas, o modificar su valor nutricional. La aparición de toxinas o alérgenos nuevos puede producirse aunque el gen en cuestión se haya obtenido de una fuente no tóxica, ya en ocasiones los cambios ocurren tras la introducción del gen en la nueva planta hospedadora. Tales cambios inesperados son difíciles de detectar sin llevar a cabo ensayos específicos de alimentación en animales para determinar la seguridad. Un posible riesgo, tal y como señaló el profesor David Schubert del Salk Institute en los EE.UU., es el asociado al ácido retinoico, un derivado de la vitamina A que puede provocar daños al feto y defectos congénitos.
Sin embargo, aún no se ha llevado a cabo ninguna prueba de toxicología con animales, en contravención de las directrices del Codex Alimentarius. Muchos científicos han expresado su desacuerdo con el modo en que la Junta Humanitaria del Proyecto Arroz Dorado se ha limitado a asumir que el consumo de GR es seguro, sin haberlo demostrado mediante estudios. Las continuas presiones llevaron al IRRI a anunciar en 2013 que se estaban llevando a cabo estudios de alimentación animal con ratones en un laboratorio estadounidense. Sin embargo, no se ha especificado si estos estudios tienen por objeto demostrar la equivalencia nutricional o la seguridad. Hasta que dichos estudios queden recogidos en publicaciones revisadas por pares, no se habrá demostrado que el consumo de GR es seguro.
7. Inmoralidad de los ensayos con humanos. Pese a no haberse realizado pruebas de alimentación en animales para detectar toxinas o alérgenos inesperados en el GR, la Junta Humanitaria del Proyecto Arroz Dorado, conjuntamente con la Universidad Tufts, ha llevado a cabo tres experimentos de alimentación con humanos. En uno de ellos participaron niños con “carencias nutricionales de vitamina A”. En 2009, un grupo de 32 científicos presentó una queja a Tufts por esta violación de la ética médica y el Código de Núremberg. Cuando a raíz de esta investigación se publicaron dos artículos (en 2009 y 2012), se produjo un gran revuelo en China por la utilización de niños en uno de los experimentos sin consentimiento informado. La revelación llevó a la destitución de tres funcionarios chinos y la jubilación forzosa del investigador principal de Tufts.
Los puntos anteriores se refieren a los aspectos científicos que rodean al GR. Otros aspectos cuestionables del GR tienen que ver con la soberanía alimentaria y la seguridad del suministro, las preferencias del sistema agrícola y factores socioeconómicos y políticos.
También parece haber problemas con el control corporativo y la concesión de patentes, que ponen en duda la afirmación de que el GR es un producto “público”. El Acuerdo de sublicencia publicado en el sitio web de GR declara que: “Los inventores han cedido sus derechos exclusivos sobre la tecnología del arroz dorado a Syngenta [especialista en transgénicos]… Syngenta mantiene los derechos comerciales, si bien ha suspendido sus planes de comercializar el arroz dorado… Los derechos comerciales de las mejoras en la tecnología pertenecen a Syngenta.”
La afirmación de que Syngenta ha “suspendido” sus planes de comercializar el GR no es jurídicamente vinculante. La empresa podría dar marcha atrás sobre esta decisión en cualquier momento si determina que el producto tiene potencial comercial. De ser así, los agricultores dedicados a la “mejora” de las cepas de GR se verían obligados a pagar cánones a Syngenta.
En conclusión, el GR no es una solución realista al problema de la malnutrición y bien podría ocasionar problemas más graves para quienes lo cultivan y consumen.
Los laboratorios (Syngenta en este caso) son capaces, no solo de experimentar con humanos, sino de llegar al genocidio con tal de obtener la patente y control de alimentos básicos de la humanidad.