Respuesta resumida:
Muchos de los críticos de Séralini defienden que las tasas de incidencia de tumores y mortalidad están dentro de los márgenes de “normalidad histórica” y por lo tanto pueden ignorarse. Los críticos se refieren a los datos históricos de control: datos procedentes de otros experimentos y fuentes. Sin embargo, utilizar estos datos para desestimar la detección de toxicidad va en contra de las buenas prácticas científicas. El control más válido para un experimento es el control concurrente desde dentro del mismo experimento. Así, cualquier efecto observado en los grupos de tratamiento en comparación con los controles concurrentes se debe probablemente a la sustancia objeto del estudio.
Respuesta detallada:
En su respuesta inicial al estudio Séralini, Monsanto recurrió a la “normalidad histórica” para desestimar el aumento en las tasas de incidencia de tumores y mortalidad detectado en las ratas tratadas. Monsanto afirmó que este aumento en las tasas de incidencia de tumores y mortalidad “está dentro de la normalidad histórica para esta cepa de ratas de laboratorio, caracterizada por una alta incidencia de tumores”.1
Por “normalidad histórica”, Monsanto se refiere a los datos históricos de control: datos procedentes de estudios de distintos tipos encontrados o no en la literatura científica. Monsanto también utiliza los datos históricos de control en su réplica al estudio de Séralini recogida en la misma revista que publicó el artículo original de este último.2
Sin embargo, el uso de datos históricos de control para desestimar los resultados de un experimento controlado como el de Séralini no es aceptable. Recurrir a tales datos es una estrategia carente de rigor científico utilizada por la industria y algunas autoridades reguladoras para desestimar los hallazgos significativos de toxicidad en los grupos de animales de laboratorio tratados en los estudios toxicológicos para evaluar la inocuidad de los plaguicidas, sustancias químicas y OMG.
El control válido para los experimentos científicos es el control concurrente dentro del mismo experimento, y no los datos históricos de control. Esto se debe a que los experimentos científicos están diseñados para minimizar las variables. Esto se consigue a través del grupo de control, compuesto de animales tratados de forma idéntica al grupo experimental, al mismo tiempo y en el mismo entorno. La única variable es la exposición a la sustancia que se estudia, en el caso de los experimentos de Séralini el maíz NK603 y el Roundup.
En este diseño experimental, las diferencias observadas en los animales tratados en comparación con los controles concurrentes se deben muy probablemente a la sustancia objeto del estudio. Introducir datos históricos de control irrelevantes implica que las diferencias podrían deberse a factores no relacionados o intrascendentes.
Los datos históricos de control se componen de una amplia gama de datos procedentes de diversos experimentos realizados en condiciones muy diferentes. Como consecuencia, la mayoría de las diferencias entre los datos se deben a factores irrelevantes para el estudio objeto de examen. Estos factores pueden incluir variaciones en:
- las condiciones ambientales
- la zootecnia (la forma en que los investigadores cuidan de los animales)
- la dieta de los animales
- los residuos de plaguicidas en la dieta (el experimento de Séralini muestra que incluso pequeñas cantidades de plaguicidas muy por debajo de los límites oficiales de seguridad pueden ser decisivas3)
- la exposición a patógenos
- el origen genético de los animales
- la fecha de realización del experimento, factor del que se sabe que afecta a los resultados, aunque se desconoce la causa.4 5 6
Por el contrario, el uso de controles concurrentes minimiza dichas variables y permite a los investigadores extraer conclusiones sobre los efectos de la sustancia estudiada basándose en las pruebas.
Los artículos revisados por pares sobre el uso de datos históricos de control advierten de que solo deben utilizarse en circunstancias excepcionales, como cuando los efectos observados en el experimento son dudosos o en caso de tumores raros para los que exista una verdadera falta de datos de controles concurrentes.4 5 6
Si se utilizan los datos históricos de control, debe demostrarse la validez de cada categoría de datos. En otras palabras, el investigador que recurra a los datos debe demostrar que ha controlado todas las variables antes mencionadas para asegurarse de que los datos históricos son equivalentes a los datos concurrentes.4 5 6
¿Quién utiliza datos históricos de control?
Los científicos independientes (ajenos a la industria) que publican estudios toxicológicos en documentos revisados por pares casi nunca recurren a los datos históricos de control, y desde luego no los utilizan para desestimar los hallazgos significativos de daños en los grupos de animales tratados.
Entre quienes sí utilizan los datos históricos de control para este fin se encuentran las fuentes vinculadas a la industria y algunas autoridades reguladoras. El uso de esta práctica en la evaluación de riesgos ha sido autorizado por la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos, una organización cuya misión no es proteger la salud pública, sino facilitar el comercio internacional.
Incluso la OCDE aconseja prudencia en el uso de datos históricos de control
Sin embargo, incluso la OCDE aconseja prudencia a la hora de utilizar datos históricos de control, ya que “puede haber grandes diferencias por disparidad de factores tales como la nomenclatura de las patologías, las cepas, la zootecnia o los patólogos”.7
El protocolo 453 de la OCDE establece condiciones estrictas para el uso de datos históricos de control:
“Para evaluar datos históricos de control, estos deben proceder del mismo laboratorio, corresponder a animales de la misma edad y cepa, y haber sido obtenidos durante los cinco años anteriores al estudio en cuestión.”8
La directriz 116 de la OECD sobre el diseño y realización de estudios de toxicidad crónica y carcinogenicidad también establece que “solo deben utilizarse los datos históricos recogidos durante los últimos 5 años”.7
Es responsabilidad de quienes utilizan datos históricos de control demostrar que dichos datos son válidos, incluso para las permisivas normas de la OCDE, y por supuesto según los criterios de buena práctica científica.
La OCDE recomienda utilizar los datos históricos de control “únicamente si los datos de los controles concurrentes se desvían significativamente de los datos de estudios anteriores recientes”.7 Este no es el caso de los hallazgos de Séralini, pues no se había realizado ningún estudio a largo plazo comparable sobre este maíz transgénico o la formulación completa del Roundup.
Curiosamente, la OCDE desaconseja explícitamente el uso de datos históricos de control en la evaluación de resultados relacionados con tumores (como los observados en el estudio de Séralini):
“Conviene subrayar que el grupo de control concurrente es siempre el factor más importante a la hora de evaluar un aumento de las tasas de tumores.”7
De modo que incluso siguiendo las normas de la OCDE los hallazgos de Séralini son válidos y no deberían desestimarse recurriendo a datos históricos de control.
Monsanto utiliza datos históricos de control para hacer “desaparecer” signos de toxicidad
Curiosamente, a pesar de que Monsanto recurrió a datos históricos de control en 2012 para invalidar las conclusiones de Séralini, en su propio estudio de alimentación de 90 días sobre el maíz NK603 (publicado en 2004) argumentó que no existían datos históricos de control relevantes para un estudio de alimentación sobre este maíz. Esto se explicaba porque “Antes del desarrollo de la biotecnología, no se había alimentado a ratas con los nuevos híbridos de maíz en los estudios de toxicología de 90 días. Los únicos datos históricos disponibles correspondían a ratas de control alimentadas en laboratorio con granos de maíz de variedades no transgénicas incorporados a los alimentos comerciales para roedores.”9
Los investigadores de Monsanto parecen referirse a que antes de su experimento nadie había alimentado a ratas con las nuevas variedades de maíz, como la variedad a partir de la cual se desarrolló el maíz transgénico NK603, en las dosis controladas requeridas para un estudio de toxicidad. Los únicos datos que existían correspondían a ratas alimentadas con variedades desconocidas de maíz no transgénico incorporadas a la dieta normal de los roedores en cantidades sin especificar. Debido a estas incertidumbres o “variables”, como bien las describieron los autores de Monsanto, las dietas no eran comparables. Así que Monsanto concluyó acertadamente que los datos históricos de control obtenidos de esos estudios eran irrelevantes para su experimento.
Siguiendo la lógica de Monsanto, cualquiera que trate de utilizar datos históricos de control para desestimar los hallazgos de Séralini primero tendría que demostrar que la dieta de los animales en estos grupos de control era comparable a la del experimento de Séralini.
Según las buenas prácticas científicas, los autores de Monsanto deberían haber limitado su experimento a comparar los efectos de una dieta con maíz transgénico NK603 y una dieta de control válida que contuviera cantidades equivalentes de la variedad no transgénica isogénica (genéticamente idéntica).
Pero esto no es lo que hicieron los autores de Monsanto. En lugar de ello, crearon sus propios datos de control adulterados para sustituir a los datos históricos de control inexistentes. Introdujeron en su experimento seis dietas de control “de referencia”, que incluían distintas variedades de maíz no transgénico que no eran genéticamente equivalentes (no isogénicas) y que habían sido cultivadas en diferentes momentos y lugares. Esto solo sirvió para aumentar las variables del experimento en lugar de minimizarlas, introduciendo “ruido” en los datos y enmascarando así los efectos de la dieta con maíz transgénico.
De hecho, se observaron cambios estadísticamente significativos en aproximadamente 50 parámetros bioquímicos y fisiológicos en las ratas alimentadas con maíz transgénico NK603 al compararlos con el control correcto: la variedad no transgénica isogénica (genéticamente idéntica). Sin embargo, los investigadores de Monsanto hicieron desaparecer estos efectos al compararlos con los datos extremadamente variables e irrelevantes de los grupos de control “de referencia” alimentados con maíz transgénico no isogénico.10
Ahora Monsanto recurre de nuevo a datos históricos de control irrelevantes para desestimar los hallazgos de Séralini.1 Al hacerlo, omite controlar la variable de la que advirtió en su artículo de 2004: la falta de comparabilidad en la dieta.9
Existe otra razón por la que los datos históricos de control citados por Monsanto no son válidos: corresponden a ratas SD de un origen diferente (Laboratorios Charles River) que las ratas de Séralini (Harlan).1
La revista Nature recurre a los datos históricos de control para refutar a Séralini
La revista científica Nature llegó al punto de obtener datos históricos de control inéditos y no validados de Harlan, el proveedor de ratas de Séralini, para poner en duda los hallazgos de este último.
En un artículo para Nature titulado “Hyped GM maize study faces growing scrutiny” (Mediático estudio sobre el maíz transgénico sometido a creciente escrutinio), el periodista Declan Butler citó estos datos históricos de control para argumentar que las ratas SD de Harlan SD presentaban bajas tasas de supervivencia. Su conclusión fue que Séralini debería haber utilizado más animales11 para asegurarse de que quedaran suficientes al final del experimento para proporcionar solidez estadística.
Butler también citó estos datos históricos de control para afirmar que las ratas Wistar de Harlan presentaban mejores tasas de supervivencia y menos tumores,11 insinuando que Séralini debería haber utilizado ratas Wistar en lugar de SD.
Además, Butler mencionó la opinión de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) de que los hallazgos de Séralini probablemente se debían al azar11
Sin embargo, Butler no presentó ninguna prueba de que las variables de los datos históricos de control inéditos que citó hubieran sido controladas. Se desconocen las condiciones en que se encontraban esas ratas, de qué se alimentaban y a qué residuos de plaguicidas, contaminantes ambientales o patógenos pudieron haber estado expuestas.
La propia Harlan confirmó a Séralini que sus datos históricos podían corresponder a ratas alimentadas con OMG, ya que esto no se había controlado12, por lo que es irrelevante para el estudio de Séralini. Como Monsanto confirmó en su artículo de 2004 sobre el maíz NK603,9 los datos históricos de control no son válidos a menos que las dietas de los experimentos históricos sean equivalentes a la del experimento en cuestión.
Citando los datos históricos de control de Harlan, Butler afirmó que las ratas SD presentan bajas tasas de supervivencia en experimentos de dos años como el de Séralini. Escribió: “Las directrices de la OCDE indican que para los experimentos de dos años las ratas deben tener una tasa de supervivencia de al menos un 50% a las 104 semanas. De no ser así, cada grupo de tratamiento debe incluir un número aún mayor de animales: 65 o más de cada sexo.”
Sin embargo, la OCDE no hace ninguna recomendación específica sobre qué cepa de rata utilizar. Solo hace referencia a los experimentos en los que sobrevive menos del 50% de los animales de todos los grupos y se obtienen resultados negativos, es decir, no se detectan daños. La OCDE establece:
“Para que un resultado negativo sea aceptable en un bioensayo de carcinogenicidad en ratas, la tasa de supervivencia en el estudio debería ser igual o superior al 50% en todos los grupos a los 24 meses.”7
La OCDE indica claramente que el objetivo de esta recomendación es proteger al público frente a los falsos negativos en las pruebas de la industria para aprobaciones oficiales, donde se afirma que una sustancia no es cancerígena cuando en realidad sí lo es. Si un número relativamente bajo de animales sobrevive hasta el final del experimento podría concluirse incorrectamente que el producto es seguro, puesto que esos pocos animales pueden no ser representativos de una población más amplia.
Sin embargo, esta recomendación de la OCDE es irrelevante en el caso del estudio de Séralini, cuya conclusión no es que las sustancias probadas son seguras, sino que son tóxicas. Como los expertos en estadística han señalado, [Los expertos en estadística cuestionan el argumento de “muy pocas ratas”], se requieren menos animales para demostrar que una sustancia es tóxica que segura.
Además, las observaciones de la OCDE sobre las bajas tasas de supervivencia de la ratas SD se basan en dos artículos (Nohynek et al. 1993;13 y Keenan et al., 199614), que son irrelevantes para el estudio de Séralini por tres razones:
- No son comparables, ya que las variables habituales respecto a la dieta y las condiciones ambientales no han sido controladas.
- Son antiguos, y por tanto contravienen la recomendación del protocolo 453 de toxicidad crónica de la OCDE de que los datos históricos de control deben obtenerse de experimentos realizados en los últimos cinco años.8
- Se refieren a ratas SD criadas por Charles River, no por Harlan.
Además, Keenan observó menores tasas de supervivencia no solo en las ratas SD de Charles River, sino también en las otras dos cepas principales de rata usadas en pruebas de toxicidad a largo plazo: Wistar y Fischer 344. Este añadió que también se había producido un aumento en las tasas de tumores de los tres tipos de ratas, acompañado de enfermedades degenerativas.14 Esto demuestra que cualquier rata elegida puede ser cuestionada por los críticos de un estudio.
Sin embargo, no parece muy lógico seleccionar una cepa de rata especialmente resistente a los tumores cuando el riesgo de desarrollar cáncer a lo largo de la vida en el Reino Unido es del 40% para los hombres y el 37% para las mujeres15, ligeramente superior al 30% de las ratas de control con tumores “espontáneos” del experimento de Séralini.
Los datos revisados por pares recopilados por el Centro de Investigación del Cáncer Cesare Maltoni de la Fundación Ramazzini en Italia confirman que la rata de la cepa SD criada en el Centro es un excelente modelo equivalente al ser humano para los estudios de carcinogenicidad, y constituye un indicativo fiable de los efectos en humanos16
Por último, el experimento de Séralini se centró en la toxicidad crónica, no en la carcinogenicidad, de modo que los argumentos de Butler son falaces.
Séralini tuvo en cuenta los datos históricos de control
Quienes insisten en el uso de datos históricos de control para evaluar los hallazgos de Séralini se alegrarán de saber que él mismo hizo uso brevemente de estos datos sobre la rata SD publicados en obras revisadas por pares. Utilizó los datos históricos de control como punto de referencia para evaluar la incidencia de los tipos de tumores específicos que detectó en sus experimentos.
Séralini estableció que los tratamientos de sus experimentos aumentaron la incidencia de tumores mamarios 2-3 veces en comparación con las tasas de tumores espontáneos en la misma cepa SD del mismo proveedor (Harlan),17 y 3 veces en comparación con el estudio más grande realizado en 1.329 ratas SD hembra.18 Los tumores de los grupos de tratamiento de Séralini también se presentaron antes y crecieron con mayor rapidez que en los controles.
Por último, dado que Séralini contaba con suficientes ratas para un protocolo de toxicidad crónica, los controles concurrentes fueron suficientes, por lo que no hay razón para recurrir a datos históricos de control a menos que la intención sea manipular los hallazgos para que el resultado sea que el producto es seguro.
Referencias:
1. Monsanto. Monsanto comments: Long term toxicity of a Roundup herbicide and a Roundup-tolerant genetically modified maize September 2012. http://www.monsanto.com/products/Documents/ProductSafety/seralini-sept-2012-monsanto-comments.pdf
2. Hammond B, Goldstein DA, Saltmiras D. Carta al editor. Food and Chemical Toxicology. 7 de noviembre de 2012.
3. Séralini GE, Clair E, Mesnage R, et al. Long term toxicity of a Roundup herbicide and a Roundup-tolerant genetically modified maize (Toxicidad a largo plazo del herbicida Roundup y el maíz transgénico tolerante al Roundup) Food and Chemical Toxicology. Noviembre de 2012; 50(11): 4221-4231.
4. Haseman JK. Statistical issues in the design, analysis and interpretation of animal carcinogenicity studies. Environmental Health Perspectives. 1984; 58: 385–392.
5. Hardisty JF. Factors influencing laboratory animal spontaneous tumor profiles. Toxicol Pathol. 1985; 13: 95–104.
6. Cuffe RL. The inclusion of historical control data may reduce the power of a confirmatory study. Stat Med. 22 de marzo de 2011; 30(12): 1329–1338.
7. Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). Guidance document 116 on the conduct and design of chronic toxicity and carcinogenicity studies, supporting test guidelines 451, 452 and 453: 2nd edition: Environment directorate joint meeting of the chemicals committee and the working party on chemicals, pesticides and biotechnology. 13 de abril de 2012.
8. Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). Directriz n.º 453 de la OCDE para el estudio de sustancias químicas: Carcinogenicidad/toxicidad crónica combinadas: aprobada el 7 de septiembre de 2009. 2009.
9. Hammond B, Dudek R, Lemen J, Nemeth M. Results of a 13 week safety assurance study with rats fed grain from glyphosate tolerant corn. Food Chem Toxicol. Jun 2004; 42(6): 1003-1014.
10. de Vendomois JS, Roullier F, Cellier D, Séralini GE. A comparison of the effects of three GM corn varieties on mammalian health (Comparativa de los efectos de tres variedades de maíz transgénico en la salud de los mamíferos). Int J Biol Sci. 2009; 5(7): 706–726.
11. Butler D. Hyped GM maize study faces growing scrutiny. Nature. 10 de octubre de 2012; 490(7419).
12. Séralini GE, Mesnage R, Defarge N, et al. Answers to critics: Why there is a long term toxicity due to NK603 Roundup-tolerant genetically modified maize and to a Roundup herbicide (Respuesta a las críticas: Por qué la toxicidad a largo plazo derivada del maíz transgénico tolerante al Roundup y el herbicida Roundup es un hecho). Food and Chemical Toxicology. 9 de noviembre de 2012.
13. Nohynek GJ, Longeart L, Geffray B, Provost JP, Lodola A. Fat, frail and dying young: survival, body weight and pathology of the Charles River Sprague-Dawley-derived rat prior to and since the introduction of the VAFR variant in 1988. Hum Exp Toxicol. Mar 1993; 12(2): 87-98.
14. Keenan KP, Laroque P, Soper KA, Morrissey RE, Dixit R. The effects of overfeeding and moderate dietary restriction on Sprague-Dawley rat survival, pathology, carcinogenicity, and the toxicity of pharmaceutical agents. Exp Toxicol Pathol. Feb 1996; 48(2-3): 139-144.
15. Sasieni PD, Shelton J, Ormiston-Smith N, Thomson CS, Silcocks PB. What is the lifetime risk of developing cancer?: The effect of adjusting for multiple primaries. British journal of cancer. 26 de julio de 2011; 105(3): 460-465.
16. Soffritti M, Belpoggi F, Degli Esposti D. Cancer prevention: The lesson from the lab. In: Biasco G, Tanneberger S, eds. Cancer Medicine at the Dawn of the 21st Century: The view from Bologna. Bologna: Bononia University Press; 2006:49–64.
17. Brix AE, Nyska A, Haseman JK, Sells DM, Jokinen MP, Walker NJ. Incidences of selected lesions in control female Harlan Sprague-Dawley rats from two-year studies performed by the National Toxicology Program. Toxicol Pathol. 2005; 33(4): 477-483.
18. Chandra M, Riley MG, Johnson DE. Spontaneous neoplasms in aged Sprague-Dawley rats. Arch Toxicol. 1992; 66(7): 496-502.
Fuentes de crítica:
Monsanto
http://www.monsanto.com/products/Documents/ProductSafety/seralini-sept-2012-monsanto-comments.pdf
Haut Conseil des Biotechnologies (HCB), Francia
http://www.hautconseildesbiotechnologies.fr/IMG/pdf/Etude_Seralini_Avis_CS_HCB_121019.pdf